miércoles, 17 de septiembre de 2014



Estructuras y partes del teclado






El teclado funciona gracias a una estructura matricial, cada tecla está asociada a un código numérico, y es el software informático el que le aplica a ese código numérico un significado. Gracias a este sistema se puede utilizar un mismo teclado para diferentes idiomas, independientemente de los caracteres serigrafiados en él.
El teclado esta dividido en 4 partes fundamentales, el teclado alfanumérico, el teclado numérico, las teclas de función, y las teclas de control.
El teclado alfanumérico
es similar al teclado de una máquina de escribir, dispone de todas las letras del alfabeto, los diez dígitos decimales y todos los signos de puntuación y acentuación, además de la barra espaciadora.


El teclado númerico
es similar al de una calculadora, dispone de los diez dígitos decimales, las operaciones matemáticas más habituales (suma, resta, multiplicación y división) Además de la tecla “Bloq Num” o “Num Lock” que activa o desactiva este teclado.


Las teclas de función
se sitúan el la parte superior del teclado alfanumérico, van del F1 al F12, y son teclas que aportan atajos en el uso del sistema informático. Por ejemplo, al pulsar F1 se suele activar la Ayuda del programa que se está usando. Algunos teclados modernos incluyen otro conjunto de teclas en la parte superior a las de función que permiten acceder a Internet, abrir el correo electrónico o controlar la reproducción de archivos multimedia. Estas teclas no tienen un carácter universal y dependen de cada fabricante, pero también se pueden considerar teclas de función.


Las teclas de control
se sitúan entre el teclado alfanumérico y el teclado numérico, y bordeando el teclado alfanumérico (Shift, Intro, Insert, Tabulador...) Estas teclas permiten controlar y actuar con los diferentes programas. De hecho, cambian de función según la aplicación que se está usando.

CURVA PELIGROSA


En plena ruta,un cartel me advierte que a quinientos metros hay una curva peligrosa. Doscientos metros más adelante otro cartel me advierte que a los trescientos metros hay una curva peligrosa. Recorro otros doscientos metros y un nuevo cartel me advierte sobre la inminente proximidad de una curva peligrosa. Deduzco que los tres carteles se refieren a la misma curva. Los últimos cincuenta metros los recorro con especial cuidado. Temeroso,me aproximo a la curva. La observo detenidamente. Es,efectivamente,curva. Le chisto,le silbo,y nada. Le grito,la insulto,le tiro una piedra. Sigue inalterable. No creo que sea peligrosa. Al menos se muestra inofensiva con las personas que,como yo,se le aproximan caminando y sin apuro.


Julio Cesar Castro:''CURVA PELIGROSA''En nadie entiende nada.Editorial:Planeta,Buenos Aires.2003